encabezado

domingo, 13 de octubre de 2013

Atrato River F.C.



Quibdó puede resultar para muchos un lugar poco atractivo, pero a mí me resulta alucinante e interesante. Es una ciudad ruidosa, muy ruidosa, desordenada y con un calor húmedo y abrazador que si no se confundiera con el de su gente, resultaría insoportable.

Calles como la de la Alameda o la del Mercado están atiborradas de gente que camina casi atropellándose entre sí, esquivando los carros y, especialmente, las miles de motos que transitan por todos los lados y en todos los sentidos, pues los semáforos son casi inexistentes y las reglas de tránsito, poco respetadas.

En barrios como San Vicente se juega fútbol todo el día. Paralelamente, gente de todas las edades canta y baila en las esquinas con música en vivo o aprovechando la estridente que sale de los equipos de sonido de las casas. Este ambiente de alegría, camaradería, complicidad y solidaridad permanente que generan la música y el deporte fue lo que hizo que terminara atrapado por la ciudad y su fútbol.

En Quibdó, calles, baldíos, el cementerio y los playones del río Atrato han sido convertidos en canchas de fútbol debido a la ausencia de escenarios deportivos. En estas improvisadas canchas jóvenes, niños y mayores juegan a diario y entrenan las más de 35 escuelas de fútbol que existen en la ciudad.

Al recorrer estos lugares y las tres únicas canchas oficiales que existen, encontré historias como la de Javier Alexis, que debe caminar casi una hora de ida y otra de regreso bajo el sol inclemente para llegar a su lugar de entrenamiento y jugar con un solo guayo, pues el otro lo usa su hermano, que juega en el club rival. O la historia de Jefer, uno de los primeros jugadores chocoanos que tuvo el Santa Fe, que se lesionó en el momento que comenzaba a destacarse y tuvo que retirarse del fútbol, ingresó al Ejército como suboficial y al poco tiempo fue secuestrado por las FARC, por lo que permaneció más de 10 años en cautiverio; hoy vive de los recuerdos de sus casi glorias en el fútbol y en el Ejército Nacional.

Chocó produce más futbolistas que oro, pero nadie parece haberse dado cuenta de esta gran e inexplotada riqueza. En vez de invertir en este gran potencial, se han dedicado a destrozar los recursos naturales y a generar violencia con la megaminería, mientras que su verdadera riqueza, su potencial humano y sus deportistas siguen siendo olvidados.






1 comentario:

  1. ¡Excelente! Me encantó la publicación y está genial el blog. Abrazo.

    ResponderEliminar