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domingo, 22 de diciembre de 2013

Puerto Tejada, Cauca



Al llegar aquí me enteré de otro dato estadístico poco conocido de Puerto Tejada: es uno de los municipios más densamente poblados de Colombia.

Como me lo habían advertido, evidentemente el ambiente que se percibe recorriendo las calles del pueblo no es el mejor, la policía del lugar de entrada me previno acerca de los muchos cuidados que debía tener; los alumnos y maestros de escuela con lo que me reuní al momento de mi llegada me advirtieron sobre lo mismo.

Seguí de cerca la historia de la esgrima en patios de apartadas casas, pues no era aconsejable practicarla en espacios abiertos o públicos ni bueno para los visitantes hacerse tan visibles. Así que, en compañía del maestro Sandoval, “el gurú” de la práctica, y algunos de sus alumnos fui hasta su vereda y, en una especie de casa-salón, me contaron todo acerca de esta práctica.

La esgrima con machete, o grima, como la llaman ellos, fue surgiendo cuando los esclavos observaban a sus amos practicar la esgrima clásica europea en los salones de las grandes haciendas. A falta de sables y floretes, a los que no tenían acceso, los afrodescendientes usaron el machete, su herramienta de trabajo. Con los años adquirieron tan grandes destrezas y habilidades, que los macheteros del Cauca se convirtieron en un ejército que participó en las batallas de independencia de la Nueva Granada, y posteriormente en la Guerra de los mil días y la guerra contra Perú.

Luego de estas guerras, la práctica estuvo a punto de desaparecer, pues se le vinculó con el bandolerismo y la violencia. Además de que la satanización que sufrió por parte de la Iglesia, que argumentaba que sus practicantes tenían pacto con el Diablo, pues de otra manera no era posible que se hubieran convertido en leyendas vivas, pues se decía que salían vivos sin ningún rasguño después de haber sostenido fuertes combates.






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